miércoles, 21 de diciembre de 2016

DE VUELTA A SAN LAZARO

Veinticinco años después, Víctor González valora su récord de 100 kilómetros en pista, aún vigente


Veinticinco años después, Víctor González se sorprende cuando ve su nombre en la tabla de récords de la Federación Española de Atletismo por aquellas 7 horas, un minuto y 48 segundos que se pasó dando vueltas a la pista de San Lázaro, hasta las 250, que tan buenos recuerdos le traen. Porque acabó más satisfecho que dolorido. Más que por la  marca, por la lección de compañerismo de los amigos que le ayudaron a conseguirlo. Un cuarto de siglo después, a sus 70 años, una mañana de diciembre Víctor González volvió a San Lázaro para recrear su entrada en meta y refrescar recuerdos.

"Gran hazaña de Víctor González", tituló La Nueva España del 23 de diciembre de 1991. Se entendía que correr de un tirón cien kilómetros ya era una gesta digna de mención. Pero rebajar en casi ocho minutos la marca anterior, del vasco Alfredo Uría (7.09.25) fué un acontecimiento. Especialmente para un empleado de banca, que tenía que hacer virguerias para entrenarse y participar en pruebas que no están al alcance de cualquiera. Ya había demostrado sus condiciones en los cien kilómetros en ruta, con una marca de 6.57.59 en Madrid.

Pero la pista es otra cosa, como destaca ahora:"A la dificultad propia de la distancia hay que añadir que 50 kilómetros se hacen en giro". Por eso, al margen del cansancio, acabó con el cuádriceps de la pierna izquierda contracturado y necesitó de la ayuda de una fisioterapeuta. "Lo pasé mal, muy mal", decía entonces y lo confirma ahora, aunque da la clave de su éxito.

"Lo conseguí gracias a la aportación de todos los que me rodearon: club organizador, atletas acompañantes, jueces, espectadores.... Y la Santina", señala el ovetense, que mezcla con naturalidad el atletismo y la Virgen de Covadonga:"Mi relación con ella comenzó hace casi 50 años. Un 7 de septiembre salí de Oviedo a las 10 de la  noche con un amigo, José Ramón, caminando hasta Covadonga. A partir de Infiesto, mi amigo siguió en coche y yo llegué a la explanada de la Basílica justo para la misa de las 11".

Nueve compañeros del Master Sport apoyaron al plusmarquista hasta el kilómetro 54


Sus apoyos más terrenales tampoco estuvieron mal. Su club, el Master Sport, le prestó todo tipo de asistencia técnica y organizó los relevos para hacerle más llevadera la apuesta. A las 8 de la mañana del domingo 22 de diciembre, con cero grados, González tomó la salida bien abrigado y arropado por nueve relevistas. Paulino García (después presidente de la Federación Asturiana) aguantó hasta el kilómetro 22; Alberto Frontela hasta el 30; José Manuel Quintana y José Fuente abandonaron en el 32; José González, en el 38; Javier Arnaldo, en el 45; Santiago Lera paró justo en la mitad, mientras que Víctor Alvarez (52) y  José Antonio Pérez (54) fueron los últimos apoyos cuando se cumplian 3 horas y 44 minutos de carrera. También valoró el apoyo de otros integrantes de Master Sport, como Paco Hevia, Jesús Valles ó Amador Menéndez, actualmente científico del Instituto Tecnológico de Materiales (Itma) y que unos años después de aquel domingo en San Lázaro ingresó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Pese a la soledad, Víctor González mantuvo un ritmo por encima de lo previsto para cumplir el objetivo de acabar en 6 horas y 56 minutos. De hecho, el segundo maratón lo hizo en 2-54, por los 2-56 del primero. Pero tras el kilómetro 84 vino el bajón. Nada más cruzar la meta detectó el error: "Me confié y no bebí lo que tenía que beber. Los últimos veinte kilómetros fueron muy duros. Quizás a partir del 95 ya lo ví más claro".

Después de celebrarlo con sus compañeros y colaboradores llegó el momento de las dedicatorias: el récord fué para su mujer, Rosa María, y sus hijos David y Daniel, y para la Virgen de Covadonga, en desagravio por unas declaraciones recientes del escritor Camilo José Cela que muchos asturianos consideraron ofensivas. Al día siguiente, el nuevo plusmarquista español de la distancias volvía a su rutina como si tal cosa: "A las 8 de la mañana del lunes, cuando llegué al banco, mis compañeros de la oficina se echaban las manos a la cabeza. Lo que no sabian era que ya lo había hecho otras veces, con viaje de vuelta incluido".

Víctor González llegó a completar quince carreras de cien kilómetros, además de un buen número de maratones y medias maratones. Pese a llevar al cuerpo al límite, con 70 años sigue saliendo a correr durante unos 45 ó 50 minutos tres ó cuatro días a la semana por la zona de la Florida, Las Campas ó San Claudio. Cree conocer la clave de su buen estado físico:" Nunca dependí de entrenadores, aunque tuve ofertas de algunos  con mucha fama. Tampoco cometí excesos".

Mario Braña (LNE - 21-12-16)